¿Qué me ha dejado hablar mal de otros?

La respuesta sería nada, bueno, sí, malas energías.

Tengo tantas cosas de qué escribirles, y sinceramente este tema no estaba en mi lista, hasta que vi un post en IG en el que me etiquetó María Conchita (@LaPeccataMinuta). Miren, para nosotras no es algo nuevo que recibamos comentarios despectivos en nuestras redes sociales, para muchas es algo del día a día. Y en el caso de las que nos tomamos el tiempo para revisar los mensajes que nos envían nuestros seguidores, pues aún más.

En Diario Moda hemos tocado mucho este tema con varios expertos, y entre las conclusiones de por qué la gente se siente con el poder del hate en las redes sociales está el que guardan muchos rencores derivados de “la vida que les tocó”, de sus “no logros”, etc…También está el hecho comprobado de que los demás actúan como espejos de nosotros mismos. ¿Recuerdan la canción Mirrors de Justin Timberlake? Pues es algo así más  o menos. Por ejemplo, si de tu boca sale que una personas es “fea” y lo planteas de forma despectiva, es porque probablemente (aunque leyendo estas palabras no lo admitas), tengas esa misma percepción sobre ti misma. Hay quienes se escudan en cuentas falsas para dejar comentarios despectivos a otros. He sabido de “coaches” de vida que se dedican a hablar negativamente de otros para  hacer valer su punto de vista (¿cómo dejaría que alguien así me guíe? Never!). De hecho, me han enviado audios de “amigos” hablando mal de mí o de otros amigos cercanos… Les doy esto de consejo: debemos tener cuidado de lo que decimos y  también al frente de quién , pues nunca se sabe cuál “amigo” está esperando para hacerte daño con tus propias palabras.

¿Qué una hace cuando esto sucede? ¿Confrontar? Quizá. ¿Seguir con su vida? Yo he decidido hacer esto… una tiene que saber cuáles batallas luchar y cuáles no, porque finalmente quien dice ser tu amigo y habla despectivo de ti, no merece tus energías. Digamos que ya sé qué esperar del otro, y sobre todo, en quién poner mi confianza.

Miren, es difícil no hablar de los otros, no expresar nuestras frustraciones y dolor a través de negativas, porque tampoco me voy a poner ahora como una santa, yo también he estado de ese lado, muchas veces… pero uno puede intentar no hacerlo, o al menos, ir disminuyéndolo. ¿Qué me ha funcionado?

1.     Dejar de seguir a quienes sólo transmiten hate en las redes sociales. Aunque no lo creas, eso se contagia. ¡Tanto que mi papá me lo dijo: “el que se junta con cojo al año cojea”.

2.     Leer un libro. Mi recomendación, y es un libro que me encanta y leo cada vez que siento que debo reforzar mi fe: Cómo oir a Dios de Joyce Meyer.

3.     Tomarse un día para desconectarse. Es difícil, lo sé, pero no es imposible. ¡Inténtalo! Deja el celular en casa y vive tu día normal. Las redes sociales facilitan el que hablemos de los demás.

4.     Disminuir la cantidad de tiempo que dedicas a personas que sólo hablan negativo de los demás. Tenía un amigo que sólo se juntaba con su grupo más cercano a eso, y al final él terminó convirtiéndose en un hater. Cuando tenemos a nuestro lado a personas tóxicas las energías no fluyen. ¿Y si quizá lo que tanto has querido no llega por eso?

5.     Refuerza tu autoestima. ¿Cómo? Me funciona escribir a mano algo que me guste mucho de mí: desde algún aspecto físico hasta una aptitud. Lo ideal es hacerlo diario, aunque debo admitir que a veces lo olvido. Hoy por ejemplo, escribí que me encantan mis pómulos, jajajajaja. ¿Cómo vamos a encontrar lo bueno en otros si sólo nos criticamos a nosotras mismas? 

6.     Elimina el “Yo”. Ese es el ego, "yo esto, yo lo otro, yo logré que ella lo lograra, yo fui que le dije que lo hiciera sino nunca lo hubiese hecho…" ¡Es lo más difícil porque a todos nos gusta que se nos reconozcan nuestros logros! Haz el ejercicio de escuchar lo que dices a los demás, e identifica cuando el “Yo” esté delante. Ojo, no siempre es malo, pero tu instinto te dirá cuando lo estás usando para darte mérito a ti y quitárselo a otro. 

7.     Céntrate en tu camino. Cuando estamos más pendientes del camino que han recorrido los demás que el propio, empezamos a compararnos constantemente y las comparaciones sólo llevan a: 1. Que nos sintamos menos o más. 2. A que pensemos que el otro no merece lo que ha obtenido por cómo lo ha obtenido o por el tiempo que le ha tomado hacerlo. 3. A que sintamos que no tenemos las herramientas necesarias para alcanzar nuestras metas “porque mira todo lo que el otro necesitó para lograrlo, yo no tengo eso”. Cada quien tiene su propio paso, algunos van más lento y otros más rápido, y no está mal, porque cuando queremos algo mucho, seguro encontraremos las herramientas para llevarlo a cabo sin importar el tiempo que les tomó a los demás.

8.     “El respeto al derecho ajeno es la paz”, dijo Benito Juárez. ¡Cuántos problemas no hubieran visto la luz si tan sólo pusiéramos en práctica esta frase. Hay que vivir y dejar vivir. Es el único camino a la plenitud del ser,  a realmente amar al prójimo, el camino a la convivencia feliz.

9.     Medita. Cuando medito me encuentro a mí misma analizando acciones incorrectas que he realizado, incluso, luego de meditar en ellas, también me he encontrado repitiéndolas. Será un proceso DIARIO que puede tomar años, ten paciencia porque valdrá la pena. Recuerda que como todo en la vida, el primer paso para el cambio es reconocer que lo necesitas.

10. Solidaridad. Creo que a las mujeres nos falta eso que a veces a los hombres les sobra. Nosotras mismas no defendemos a nuestro género, y estudios han demostrado que somos tan o más sexistas que ellos… lamentablemente. Así que la próxima vez que vayamos a decir algo sobre otros (incluso aquellos que nos han herido o cuyo punto de vista entendemos está mal), intentemos ponernos en sus zapatos y dejar que vivan su proceso, sea cual sea.

 

Airam Toribio10 Comments