Casa Fiori: Diseño local, café y bolsos que cuentan historias
Cuando me enteré de que abrían Casa Fiori, el nuevo espacio de una de mis marcas dominicanas favoritas, no lo pensé dos veces. No hubo invitación formal, ni falta que hizo.
Me autoinvité con la emoción de quien visita a una vieja amiga que acaba de estrenar casa (y qué casa).
Qué bueno que fui. Desde que entras, el espacio te habla bajito. Tiene esa elegancia sin esfuerzo, como quien sabe que está bien vestida sin tener que decirlo. Te acoge sin ser invasivo. Tiene presencia, pero sin pretensión.
Un espacio que te habla (y te convence)
Esta “Casa” no es una tienda cualquiera.
Es una experiencia con múltiples personalidades bien coordinadas: tienda, taller y café, todo bajo el mismo techo y sí, todo bien on brand.
En el primer nivel está la tienda Fiori, ese lugar donde las carteras no están puestas, están expuestas. Como si cada una dijera “ven, mírame bien”. Bolsos clásicos, piezas más atrevidas (hola, flecos), small leather goods irresistibles y un rincón de personalización que es pura tentación.
¿La estética? Piensa en Nicole Richie en los 2000… y ahora piensa en Nicole Richie hoy. Sigue siendo ella, pero en su versión más elevada, más madura, más creativa. Así se siente Fiori hoy.
Cada rincón te invita a mirar de cerca, a tocar, a imaginarte con una pieza colgada del brazo en tu próxima reunión, cena o aeropuerto. Y si eso no te convence para llevarte algo (aunque lo dudo), lo hará el taller.
Está justo ahí, detrás de unas puertas que resguardan el alma de la marca: el equipo que crea todo, a mano, con paciencia y precisión.
Fiori tiene alrededor de 17 colaboradores en el área de artesanía. Y créeme, ver sus manos trabajando es casi tan hipnótico como ver una pasarela… pero en slow motion y con olor a piel nueva.
Subes las escaleras —sí, con detalles en piel, obvio— y llegas al segundo nivel. Allí te recibe un café encantador, perfecto para eventos con intención, talleres creativos, cumpleaños y baby showers con buen gusto y mucha creatividad, o simplemente para sentarte a tomar un café en paz (cosa escasa, por cierto).
Lo que terminó en mi bolso (y en mi corazón)
Fui “a mirar”, pero ya tú sabes… Salí con varias cosas (y cero culpa, gracias): una cartera de flecos que me tenía mirando dos veces desde Instagram. Tres bag charms (porque uno nunca es suficiente) y un porta pasaporte familiar que literalmente grita: “¡Europa, prepárate!”.
Una marca que inspira
No fue solo una visita. Fue un recordatorio de lo lejos que puede llegar una marca cuando hay visión, pasión y respeto por el oficio.
Fiori es diseño hecho aquí, con alma. Y sí, con historia: ya van 40 años. Es bonito saber que no tenemos que mirar fuera para sentirnos orgullosas.
Como ves, Casa Fiori no es solo una tienda. Es una pausa bonita en medio del ruido. Es inspiración. Es diseño que se lleva con orgullo… y en mi caso, también se lleva con flecos.
DESDE MI PUNTO DE VISTA: DOS COSAS QUE ME DEJÓ ESTA VISITA
1. Lo hecho en RD no solo compite. Inspira. FIORI me recuerda que el diseño local puede tener visión internacional sin perder su esencia.
2. Las marcas con historia también pueden sorprender. Desde que Laura Pimentel y Aleksandar Kirilov tomaron el timón en 2016, la marca no solo se reinventó. Evolucionó.